Dentro de las medidas de bioseguridad que cada vez se van incorporando con más fuerza a todo proceso productivo de una granja, el evitar la entrada de gérmenes es de las más necesarias.
Por eso una correcta limpieza y desinfección de las superficies y de los utensilios utilizados en una crianza, garantizan que en las siguiente partamos de un punto inicial de carga microbiana lo más cercana a cero 0 y no comencemos ya la crianza hipotecados con una presión de gérmenes sobre nuestros animales que puede disminuir su capacidad productiva.
Para que el uso de un desinfectante garantice que el proceso se ha realizado con éxito, las condiciones deben de ser correctas, porque si no conseguiremos que la actividad del producto quede reducida y su aplicación sea improductiva.
Por tanto, además de elegir el producto adecuado y a la dosis correcta es necesario que haya una limpieza previa (retirada de materia orgánica y lavado correcto) y que el producto actúe el tiempo necesario para cumplir su objetivo.
Es aquí donde se aconseja el uso de detergentes que arrastran más materia orgánica que el agua sola.
La dosis dependerá del tiempo de contacto ya que todo producto necesita un tiempo y una concentración para poder actuar eficientemente.
El mínimo de tiempo de contacto es 5 minutos. Si una superficie está mojada porque se acaba de lavar, esos restos de agua diluirán la concentración de los desinfectantes, por lo tanto, o esperamos a que se seque o aumentamos la dosis de producto empleado, normalmente el doble de dosis.
La aplicación recomendada será:
Periódicamente debe de hacerse un control de la dosificación. Este se realiza con unas tiras reactivas que se mojan un segundo en el agua y esto nos permitirá saber que hay producto en el sistema, es decir, hay actividad desinfectante.
Se recomienda periódicamente hacer un cultivo microbiológico de las superficies tratadas para asegurarse de la efectividad de tratamiento y corregir o actualizar protocolos.
Algunas recomendaciones:
Otro punto muy interesante a controlar, por tratarse de una vía de entrada de gérmenes son las visitas.
Así pues, debemos asegurarnos de que tanto los vehículos como las personas que entran en la granja, lo hagan suponiendo el menor riesgo posible de infección.
Debemos de garantizar unas instalaciones (ducha y vestuario limpio y temperatura correcta) y un material de calidad (ropa y botas limpias).
Respecto a las botas que le demos han de ser también propias de la granja y limpiarlas cada uso para que no sean un foco de cultivo y multiplicación de gérmenes.
Finalmente, es necesario aclarar que no todos los detergentes, desinfectantes o productos químicos en general cumplen la misma función, por eso es necesario recibir asesoría profesional para establecer cuál es el producto indicado según la necesidad de la granja o la planta procesadora de alimentos agrícolas.