Las trampas de grasa son un dispositivo especial que ayuda a separar los residuos sólidos y las grasas que bajan por los artefactos de lavado, son utilizados para evitar que los aceites se vayan por el drenaje, ocasionen taponamiento de las tuberías, contaminación el agua y del medio ambiente.
La liberación de aceites de cocina o grasa directamente en los sistemas de drenaje o a las superficies de agua, acarrea un serio problema al medio acuático, ya que estas se difunden por la superficie, reduciendo la oxigenación del agua y alterando su calidad físcoquímica, poniendo en riesgo la vida de todas las especies que en ellos habitan. Estos desechos, pueden cubrir la piel y las branquias de los peces, lo que les puede generar asfixia o finalmente la muerte.
“Solo un litro de aceite usado puede llegar a contaminar cerca 40.000 litros de agua, lo equivalente al consumo de agua anual de una persona en su domicilio, pues contiene aproximadamente 5.000 veces más carga contaminante que el agua residual que circula por las alcantarillas y redes de saneamiento”. Según un estudio denominado Aceites Usados de Cocina: problemática ambiental, incidencias en redes de saneamiento y coste del tratamiento en depuradoras, realizado por Iñigo González Canal y José Antonio González, del consorcio Aguas Bilbao Bizkaia. Otros estudios dan referencia de que un litro de aceite puede contaminar cerca de 1.000 litros de agua.
Las trampas de grasa, son una excelente alternativa, las cuales son usualmente implementadas en restaurantes, plantas de producción, industria alimenticia, hoteles, negocios de comidas rápidas y cualquier otra industria que tenga presencia de grasas y aceites durante su funcionamiento, esto para cumplir con la normativa sanitaria, la cual busca protegen las instalaciones sanitarias y además permiten cuidar el medio ambiente.
También es importante que el aceite usado sea recogido por empresas especializadas, las cuales se encargan de su adecuada disposición, cumpliendo con los requisitos legales interpuestos por las entidades gubernamentales correspondientes, así como pensar en la posibilidad de buscar alternativas de reutilización en producción de jabones y otros usos en la industria química, como ceras y barnices, reduciendo de esta forma su impacto ambiental.